martes, 15 de julio de 2008

Cuentos cortos de Julio Cortázar




EL ALMUERZO
No sin trabajo un cronopio llegó a establecer un termómetro de vidas. Algo entre Termómetro y topómetro, entre fichero y curriculum vitae.

Por ejemplo, el cronopio en su casa recibía a un fama, una esperanza y un profesor de Lenguas. Aplicando sus descubrimientos estableció que el fama era infra-vida, la Esperanza para-vida, y el profesor de lenguas inter-vida. En cuanto al cronopio mismo, Se consideraba ligeramente súper-vida, pero m s por poesía que por verdad.

A la hora del almuerzo este cronopio gozaba en oír hablar a sus contertulios, porque Todos creían estar refiriéndose a las mismas cosas y no era así. La inter-vida manejaba Abstracciones tales como espíritu y conciencia que la para-vida escuchaba como quien Oye llover, tarea delicada. Por supuesto la infra-vida pedía a cada instante el queso Rallado, y la súper-vida trinchaba el pollo en cuarenta y dos movimientos, método Stanley-Fitzsmmons. A los postres las vidas se saludaban y se iban a sus ocupaciones, Y en la mesa quedaban solamente pedacitos sueltos de la muerte.


EL CANTO DE LOS CRONOPIOS
Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera Que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, Y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.

Cuando un cronopio canta, las esperanzas y las famas acuden a escucharlo aunque no Comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados.
En medio del coro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el Cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del Cronopio es Salomé desnuda danzando para las famas y las esperanzas que estén ahí Boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el Fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo Al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, Pobrecito.

1 comentario:

Anca Balaj dijo...
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