EL ALMUERZO
No sin trabajo un cronopio llegó a establecer un termómetro de vidas. Algo entre Termómetro y topómetro, entre fichero y curriculum vitae.
Por ejemplo, el cronopio en su casa recibía a un fama, una esperanza y un profesor de Lenguas. Aplicando sus descubrimientos estableció que el fama era infra-vida, la Esperanza para-vida, y el profesor de lenguas inter-vida. En cuanto al cronopio mismo, Se consideraba ligeramente súper-vida, pero m s por poesía que por verdad.
A la hora del almuerzo este cronopio gozaba en oír hablar a sus contertulios, porque Todos creían estar refiriéndose a las mismas cosas y no era así. La inter-vida manejaba Abstracciones tales como espíritu y conciencia que la para-vida escuchaba como quien Oye llover, tarea delicada. Por supuesto la infra-vida pedía a cada instante el queso Rallado, y la súper-vida trinchaba el pollo en cuarenta y dos movimientos, método Stanley-Fitzsmmons. A los postres las vidas se saludaban y se iban a sus ocupaciones, Y en la mesa quedaban solamente pedacitos sueltos de la muerte.
Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera Que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, Y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.
Cuando un cronopio canta, las esperanzas y las famas acuden a escucharlo aunque no Comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados.
En medio del coro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el Cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del Cronopio es Salomé desnuda danzando para las famas y las esperanzas que estén ahí Boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el Fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo Al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, Pobrecito.
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